Los Bailes
Los pies tomaban movimiento propio al ritmo de aquellas orquestas. Las había de dos tipos: las típicas, que tocaban solo piezas de tango, y las características, que agregaban además paso doble, rancheras y otros ritmos. Algunas de ellas fueron Salerno, Rayito de Sol, La Leo, etc.
La orquesta local fue “La Juventud”, formada con músicos de Monte Cristo y zonas vecinas, que actuó entre los años 1956 y 1961. Sus integrantes fueron Remigio Azón y Pedro Galetto (acordeones); Titi Blangino (cantor suplente); Gonsalvi (violín), Alipio Soldano (contrabajo), Charo Amado (batería), Pocho Orechia (cantor titular) y Justo Rodríguez (animador).
Los bailes de organizaban una vez al mes en las pistas de Rosario Ferreira o de la familia Rossi.
Las adolescentes y jovencitas, siempre acompañadas de sus madres, se preparaban para la ocasión. Primero había que "marchar derechito" para conseguir el permiso y luego organizar el atuendo. La noche anterio se ataban "terneritos" en la cabeza, para posteriormente peirnarse. Cada mujer se confeccionaba su propia ropa.
Los hombres no podían entrar si no usaban traje y zapatos. Además, el peinado a la gomina tenía que ser perfecto, ni un cabello fuera de lugar.
Tanta preparación tenía una razón de ser: los bailes, como ya se dijo, eran una vez al mes o más tiempo entre uno y otro.
Para los que estaban de novios, era una excelente oportunidad para verse, ya que no era frecuente que le permitieran llegar a la casa de la novia. Varios bailes tenían que pasar para formalizar.
Los que le hacian el filo a alguna dama, tenían la ocasión propocia para continuar enamorándola, siempre y cuando después del tiempo, entre baile y baile, ella aún recordara lo que el muchacho le había dicho. Para las solas representaba un momento inmejorable para comenzar una relación. Por supuesto que si las madres, unas más exigentes que otras, aprobaban al candidato.
Cuando la orquesta tocaba los primeros acordes, los hombres tomaban posiciones y comenzaban a "cabecear" buscando pareja de baile. El cabeceo consistía en mirar a la chica que querían sacar a bailar, luego con una inclinación de cabeza, a modo de respetuoso saludo, se la invitaba. Si la mujer, a su vez, asentía con similar movimiento, el hombre la buscaba para bailar. De lo contrario, tal vez una nueva cabeceada diera mejores frutos.
Los organizadores de los bailes se apostaban alrededor de la pista; si notaban que una pareja se encontraba demasiado cerca, uno del otro, le tocaban el hombro avisándoles que tomaran distancia. Si la advertencia no era considerada, se les retiraba del baile.
El horario de comienzo de los bailes era temprano, porque a las 23hs se cortaba la electricidad. Para avisar que esto que esto ocurría se producía un apagón por un lapso corto y la gente sabía que quedaban unos minutos para que terminara.